Enhorabuena, Ingeniero Mogliani

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La alegría de Mogliani tras recibirse de ingeniero en Petróleo en Neuquén.

Por Ana Clara Spinelli.

Agustín Gonzalo Mogliani nació en Juan B. Molina el 6 de octubre de 1994. Hijo de Enrique Eduardo Mogliani y Érica Viviana Polverini, cursó sus estudios primarios en la Escuela Provincial N° 6058 “General Guillermo Pinto” de jornada completa hasta iniciar su formación secundaria en la EESOPI N° 8192, donde asistió los dos primeros años, y luego continuó en el Liceo Aeronáutico Militar de Funes, completando los tres años restantes del ciclo. Pero el 2020, pese a ser un año difícil por la emergencia sanitaria que afectó al mundo como consecuencia de la pandemia de Covid-19, para él fue también un año más que especial ya que alcanzó uno de sus máximos objetivos al completar los estudios universitarios y recibirse, con apenas 25 años, de ingeniero en petróleo en la ciudad de Neuquén.

De visita en su pueblo natal por las Fiestas, y través de una amena entrevista otorgada al mensuario Hola Vecinos en la que estuvo acompañado por sus padres y por su novia Paula Araceli Gil -oriunda de Centenario, Neuquén-, realizó un breve repaso de su etapa en Funes y nos contó cuáles fueron los motivos que lo llevaron a elegir esa rama de la ingeniería que combina métodos científicos y prácticos orientados al desarrollo de técnicas para descubrir, explotar, desarrollar, transportar, procesar y tratar los hidrocarburos desde su estado natural, en el yacimiento, hasta los productos finales o derivados; así como también sobre la decisión de mudarse de provincia, la experiencia adquirida en estos más de siete años y qué horizonte lo espera para comenzar a desempeñarse en la profesión.

“En mi época de secundaria había surgido la posibilidad de ir al Politécnico, pero eso implicaba vivir solo porque no era pupilo. Por supuesto que con 13 o 14 años no podía, entonces la única alternativa posible era ir al Liceo de Funes y accedí”, comentó Agustín, y continuó: “Recuerdo que ingresaba los domingos a las 22, me iba de Molina a Rosario en remis con Rubén o Gilberto y luego esperaba el colectivo en la plaza Sarmiento con destino a Funes. Y regresaba los viernes a las 13:30 pero me tomaba doble colectivo: uno hasta Rosario, luego la M hasta Villa Constitución y mis padres me iban a buscar. Fue una etapa linda”.

Antes de elegir la carrera de ingeniería en petróleo tuvo la posibilidad de comenzar a estudiar ingeniería química y así lo explicó el propio entrevistado: “En la escuela tenía un profesor de química que había trabajado en una refinería y cuando me nombraba ese lugar me llamaba la atención el trabajo y la experiencia en sí. Desde ese punto de vista dije que podía estudiar ingeniería química así que me puse en campaña y averigüé en Rosario, pero en las dos universidades donde se dictaba la carrera estaba orientada a alimentos y no me convencía porque yo me inclinaba más por la petroquímica”.

A partir de ese momento comenzó a investigar en internet acerca de todas las ingenierías que se estudiaban en el país, hasta que su búsqueda se detuvo cuando apareció la ingeniería en petróleo. “Lo pensé y recordé que desde chico siempre me gustó saber qué había debajo de la tierra. De hecho acá en el patio de mi casa hay un pozo que hicimos con unos amigos para ver con qué nos encontrábamos allá abajo. Entonces inmediatamente hice click en esa página para interiorizarme sobre la carrera y además porque quería saber dónde se estudiaba. De todas las opciones que aparecieron, es decir, entre Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Mendoza y Neuquén, terminé eligiendo esta última”, expresó.

Su llegada a la capital neuquina significó mucho en su vida porque si bien había estado en Funes viviendo durante tres años, esta experiencia era completamente nueva y diferente, con un futuro lleno de esperanza, desafíos y aprendizajes. “Allá tuve que empezar a moverme solo, a ser más independiente”, confesó Agustín, y añadió: “La primera sensación que sentí después de recibirme fue la de haber alcanzado un logro. Conozco muchos chicos que están haciendo la carrera y que laburan al mismo tiempo. Como todo en la vida, uno nunca está en un extremo ni en el otro. Hay chicos que la tienen mucho más difícil y otros mucho más fácil, pero lo importante para mí fue haber podido aprovechar la oportunidad que me dieron mis padres ya que no tuve que trabajar para pagarme los estudios”.

Consultado acerca de qué horizonte lo espera para comenzar su nueva etapa, ya como profesional, reveló: “El trabajo en la industria es bastante cambiante, por lo tanto en estos primeros años no sé dónde me voy a radicar. Una vez que gane experiencia quizás tenga la posibilidad de elegir dónde trabajar, pero ahora tomaré la posibilidad que me ha surgido y me adaptaré. Es como un ciclo, en la Primaria llegás a 7° grado y sos el más grande de la escuela; después pasás a la Secundaria y otra vez sos el más bajo del escalón; subís hasta 5° año y luego cuando llegás a la Universidad volvés a entrar al primer año y arrancás de nuevo. Y en el trabajo también. Comenzás de cero aprendiendo y ganando experiencia, y cuando empezás a subir seguramente surgen nuevas oportunidades”.

Sobre el final de la entrevista no quiso despedirse sin antes agradecer nuevamente a sus padres, a su novia que siempre le da una mano y lo acompaña, y a todas las personas que conoció a lo largo de este camino, desde el Jardín de Infantes hasta la Universidad. “A mis compañeros de primaria y secundaria los recuerdo gratamente y saben que los aprecio mucho. Más allá de este logro y adonde me lleve la vida, siempre voy a seguir siendo un molinense”, culminó.