PROYECTO AR: la historia de una joven pareja que se animó y apostó

Por Ana Clara Spinelli

Ivón Casadedio tiene 32 años y hace cinco se recibió de martillera pública, corredora inmobiliaria y tasadora. Facundo Guerrero está a punto de cumplir 33, es diseñador digital y músico. Ambos se conocen desde muy pequeños ya que compartieron salón durante toda la etapa escolar -incluyendo los niveles Inicial, Primario y Secundario- en su Juan B. Molina natal, lugar adonde apostaron volver luego de varios años para montar su propio emprendimiento denominado PROYECTO AR Gráfica Digital. Una tarde primaveral, tan agradable como ventosa, decidieron abrir sus corazones para contarnos a través de un emotivo relato cómo se dio el retorno al pueblo que los vio nacer.

A Ivón y Facundo los une el trabajo pero también una gran historia de amor que comenzó en 2013. Por ese entonces, él trabajaba como DJ en un salón de eventos ubicado en la Estación Fluvial. Y ella tomaba una decisión siempre difícil para cualquier joven vinculada al cambio de carrera luego de estudiar durante tres años para ser contadora pública.

Años más tarde decidieron emprender juntos un camino laboral que los llevó a formar su proyecto de vida con profunda pasión, compromiso, responsabilidad y, sobre todo, profesionalismo y admiración mutua. De esta manera nació PROYECTO AR el 1º de junio de 2020, desde una habitación y en plena pandemia de Covid-19.

Se trata de un emprendimiento que se dedica al diseño de la identidad corporativa, es decir, a crear la imagen de una marca, a darle vida al logotipo. También realizan diseño web, tiendanube, flyers publicitarios y de catálogos, gráfica vehicular, deco vinilos y deco cuadros, y próximamente incorporarán la creación y el diseño de aplicaciones móviles. En el área de taller, a su vez, realizan impresiones en pequeño y gran formato donde trabajan con rollos, efectúan los cortes y achiques necesarios para luego concretar la instalación del producto. Todo es diseño propio: primero crean, después imprimen e instalan.

Cómo surgió la idea de empezar a trabajar juntos

El objetivo inicial no solo contemplaba la posibilidad de desempeñarse como dupla en el sector de diseño y venta a partir de la construcción del local comercial sino también de la casa propia. Fue así que comenzaron a pergeñar la idea de regresar al pueblo contando con el apoyo de María Inés y “Pachulo”, los padres de Ivón, y de Graciela y “Cacho”, los progenitores de Facundo, quienes acompañaron en todo momento las decisiones que la pareja venía planteando de cara a su futuro.

“Además de DJ, Facu trabajaba como diseñador independiente pero nunca promocionaba lo que hacía. Y yo estaba abocada a mi trabajo en inmobiliarias hasta que en 2017, ya conviviendo y trabajando entre 9 y 10 horas cada uno, me surgió la inquietud de por qué no hacer algo en Molina. Sinceramente no nos veía con esa vida que llevábamos”, relata Ivón.

Por recomendación de su novio, comenzó a trabajar -además- como coordinadora de eventos nocturnos en La Fluvial. “En ese momento tenía dos trabajos y de jueves a domingo llegué a laburar 16 horas diarias. Era muchísimo. Luego se va una de las vendedoras en mi nuevo trabajo y me ofrecen el puesto, motivo por el cual decidí irme de la inmobiliaria y continuar como vendedora y coordinadora de eventos. De esa manera logré concentrar mi trabajo en un solo lugar y eso me permitió tener un mayor ingreso económico”, remarca la joven treintañera.

La idea de montar su propio emprendimiento surgió como consecuencia del fuerte deseo de volver a sus raíces, pero también por la gran demanda que existe en Rosario dentro del rubro. “No veíamos viable ese trajín de no tener un momento del día para estar tranquilos, compartiendo un mate o lo que fuera. Ni hablar de pensar en tener un hijo algún día porque la realidad era que no teníamos tiempo para nada”, explica Ivón, y anexa: “Entonces decidimos volver a Molina y empezar a construir en el lote que está detrás de la casa de mis viejos, previo pedido nuestro al que accedieron sin problemas y por lo que estaremos eternamente agradecidos”.

Local propio y hogar dulce hogar

En marzo de 2018 comenzaron a construir el local, que si bien está terminado por fuera aún restan algunos trabajos en el interior. Ubicado en Alem 328, en un principio la superficie sería de 40 mts² y constaba de un solo piso, pero dada la necesidad de que cada uno cuente con su espacio decidieron ampliar la estructura y edificar una planta alta.

“Este año logramos finalizar el frente y luego hicimos un parate porque tuvimos que continuar con la casa, lo que implicó frenar la obra. Queda reacondicionar el interior y amurar algunas aberturas. Los materiales están todos comprados, solo falta la mano de obra y nuestra expectativa es poder terminarlo el año que viene, pero no sabemos si vamos a llegar”, comenta Ivón.

Tranquilamente se podría decir que Facundo es, además de diseñador digital, un albañil principiante. Y es que no solo levantó con sus propias manos cada una de las paredes del local sino que refaccionó y acondicionó lo que hoy es el hogar, pero que antes era un viejo galpón donde los padres de Ivón guardaban diferentes elementos. Por si fuera poco, también llevó a cabo la instalación eléctrica, el gas y el agua potable y esto fue posible gracias a la ayuda que recibió de “Cacho”, su papá, y de otras tantas personas que supieron darle una mano.

“Durante la semana, en un principio, Facu se dedicaba a la obra y los fines de semana viajaba para cumplir con sus obligaciones laborales como DJ hasta que decidimos que lo más conveniente era que se estableciera en Molina porque era una locura lo que hacía. En mi caso tuve la posibilidad de ahorrar para comprar todo lo necesario y, en ese sentido, él jamás dudó en poner la mano de obra”, revela Ivón.

Siguiendo esa línea, Facundo aclara que antes de comenzar a edificar tenía “cero conocimiento” en materia de construcción. Y confiesa: “Arranqué de puro coraje, siempre consultando a mi abuelo Soriano, que fue albañil toda la vida, y así con todos los albañiles que me cruzaba. También mirando videos en YouTube y haciendo varias consultas para luego sacar mis propias conclusiones a la hora de ejecutar cada tarea”.

En diciembre de 2018 él dejó su trabajo en Rosario para abocarse de lleno a la construcción y poder avanzar con este proyecto. Por ende, dieron por finalizado el contrato de alquiler del departamento que ambos compartían y, automáticamente, Ivón se fue a vivir con los hermanos Érica y Martín Sabignoso, con quienes los une una inmensa amistad. “Conociendo mi historia no dudaron en hacerme un lugar. Mi estadía con ellos duró un año y tres meses y todo fue muy afectivo, siempre pensando el uno en el otro, siendo además un apoyo emocional muy importante para mí porque a veces pasaba un mes sin vernos con Facu”, reflexiona.

La hora indicada

El 31 de marzo de 2020 era la fecha fijada por Ivón para renunciar a su trabajo en La Fluvial, pero el confinamiento estricto establecido por el gobierno nacional producto de la llegada de la pandemia hizo que esa decisión se adelantara unos días. Y, al respecto, declara: “Ya habíamos terminado de comprar todo lo necesario para poder instalarnos en Molina, inicialmente en casa de mis padres, para continuar juntos con la terminación de nuestra casa y empezar a trabajar en el rubro más allá de no contar aún con el local terminado e inaugurado”.

Consultados acerca del porqué eligieron el nombre de PROYECTO AR para su emprendimiento, señalan: “Surge justamente porque siempre entendimos que se trata de nuestro proyecto de vida, de volver a nuestro lugar, fue lo que nos impulsó a desarrollarnos. De hecho iba a tener otro nombre, pero largamos en las redes una incógnita de que pronto íbamos a lanzar un proyecto, entonces empezamos a hablar de proyecto acá, proyecto allá, y quedó. Y AR, por supuesto, hace referencia a nuestro país”.

Ivón y Facundo supieron establecer de manera coordinada la función de cada uno dentro de su empresa. Ella está a cargo de la dirección comercial, el asesoramiento y la venta; él es el diseñador digital, y juntos conforman un gran equipo. “Semanalmente tenemos una reunión donde le paso todos los trabajos que recepciono de los clientes, que a su vez son anotados en un pizarrón para una mejor organización. Llegar a eso no fue nada fácil, pero con mucha paciencia y cuidando mucho la relación lo logramos. Incluso al día de hoy seguimos puliendo cosas y probablemente lo sigamos haciendo toda la vida”, cuenta Ivón.

El lanzamiento oficial tuvo lugar en junio del año pasado en el marco de un contexto muy complicado en nuestro país y en el mundo. Sin embargo, pese a las adversidades, pudieron salir adelante y -en forma paralela- avanzar con la construcción de la vivienda. “De la habitación pasamos al living de la casa de mis padres, que hoy es nuestra oficina y lo seguirá siendo hasta que terminemos el local. Y el 5 de junio de este año nos mudamos a nuestra casa, es decir, desde que lanzamos el negocio nos llevó un año poder terminarla. Ese también fue un gran desafío del cual me siento muy orgullosa”, afirma Ivón.

Facundo, por su parte, añade: “Cuando lanzamos el proyecto yo empiezo a hacer diseños en mayor cantidad entonces comencé a tener menos tiempo para continuar con la casa, pero con la ayuda de mi hermano Seba, que es técnico electricista, hicimos toda la instalación eléctrica. A su vez, junto a mi viejo, con una termofusora prestada hicimos toda la instalación de agua y también conectamos el gas. Al finalizar con todo eso, y dado que el trabajo prosperaba, pudimos contratar a los hermanos Sala para efectuar el revestimiento de la casa. Ellos le dieron el toque final antes de mudarnos”.

Caminante no hay camino…

Como cualquier laburante, los amigos de PROYECTO AR se están haciendo camino al andar. Y vaya si está dando sus frutos en estos primeros pasos. Tal es así que no solo prestan servicio a instituciones y particulares del pueblo sino que tienen llegada a otras localidades de la región e incluso a otras provincias como Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires. Desde los comienzos, Mía Casadedio es la imagen de la marca y la encargada de mostrar los diseños plasmados en un merchandising (remeras, gorras) o en un packaging (en el caso de las bolsas), por lo tanto esperan -con el tiempo- poder generar algún puesto de trabajo más.

“Si bien a Facu siempre lo tuvieron en cuenta como diseñador independiente, desde que le dimos vida al negocio y fuimos mostrando lo que hacíamos a través de las redes todo el mundo confió. Las instituciones, todas. Desde el día uno tanto la Comuna, con María de los Ángeles Cervigni al frente de la gestión, como la Cooperativa de Luz inmediatamente nos hicieron un gran lugar. Sabemos que no es fácil de lograr esto de sentirte cómodo apenas llegás. Y en lo privado, con los particulares, nos pasó lo mismo. Sinceramente no tenemos más que palabras de agradecimiento”, expresa Ivón.

Desde el vamos se plantearon como objetivo el hecho de lograr un trato personalizado con cada cliente de modo tal de no ofrecer solo un servicio sino de brindar calidez y buena atención. Y al respecto, Ivón comenta: “En lo personal fue todo un desafío lograr que se comprenda cuál es el lugar que ocupo porque de entrada, quizá por una cuestión del rol que cumple Facu, lo vinculaban más a él que a mí, pero al ir mostrando lo que yo hacía la gente lo entendió enseguida… no miró para otro lado, al contrario, me respondió. Hoy nos encuentra mucho más ensamblados y ya nos identifican a los dos con el proyecto”.

La joven emprendedora también se encuentra a cargo del manejo de las redes sociales de la empresa, lo que representa una ardua tarea teniendo en cuenta la necesidad de generar contenido permanentemente para colgarlo en la web. En ese sentido, Facundo sostiene que “hay un asesoramiento previo de Ivo que está buenísimo, sobre todo porque en un principio no se dedicaba a vender diseño y fuimos aprendiendo juntos. Yo no hablo con nadie, solo me siento en la computadora -cual ermitaño- y me encargo exclusivamente del diseño”.

Atenta al elogio de su novio, y con la emoción a flor de piel, Ivón asegura que “en definitiva era lo que él quería lograr”. Y continúa: “Ama diseñar, es su vida, le encanta, y cuando lo hace es literalmente otra persona. Y llegar a esto no hubiese sido posible estando solo, es decir, necesitaba a alguien que se encargue de promocionarlo y que lo ayude a darle forma. El diseño y la música son sus verdaderas pasiones”. 

Lo que sin duda queda claro es que esta joven pareja se anima a ir siempre por más, desde lo profesional pero también desde lo personal, con dedicación, esfuerzo y, fundamentalmente, paciencia. “Acá hay más ganas y mañas que plata”, dice Facundo, a lo que Ivón agrega: “Realmente no teníamos los ingresos necesarios para construir lo que construimos, pero eran tantas las ganas que teníamos de vivir en la tranquilidad, de apostar al pueblo, a las instituciones, de tener un proyecto de vida distinto. Siempre admiré mucho a Facu por todo lo que hizo, de ponerse a buscar consejos para ver cómo levantar una pared sin saber de albañilería. Solo es cuestión de buscar y encontrar las formas, porque cuando hay convicción las cosas se van dando”.