Ignacio Galligani, el presidente comunal de Juan B. Molina en su 115° aniversario

El mandatario, de 38 años, dialogó en exclusiva con El Medio Mundo en el marco de un nuevo aniversario de la fundación del distrito, que se celebra cada 30 de noviembre. Con la satisfacción que supone ser la autoridad organizadora de los festejos centrales, recordó cómo fue su infancia y su adolescencia en Molina, la continuación de sus estudios en Rosario, la vuelta a los pagos, el trabajo, la familia y sus inicios en la actividad política.

Por Ana Clara Spinelli

Ignacio Galligani el presidente comunal de Juan B. Molina en su 115° aniversario

― ¿Qué significa ser el presidente comunal de tu pueblo natal a 115 años de su fundación?

― Un sueño y un orgullo. Desde que estoy en este cargo lo disfruto mucho y ahora toca un momento lindo, de celebración pero también de mucha responsabilidad, trabajando para que ese día todo salga bien. Me siento muy acompañado por el grupo que me rodea y, en este caso, también por todas las instituciones que van a formar parte de los festejos.

― ¿Cómo era Molina en tu infancia? ¿Tenés algún recuerdo favorito?

― Soy fanático del fútbol y recuerdo que iba a la plaza chica donde se armaba fulbito y jugábamos ahí. Me acuerdo de los lotes baldíos donde hacíamos pistas de carrera con mis amigos.

― ¿Y de la adolescencia?

― Fue una etapa que disfruté mucho. En la esquina del Topo Bar, en las noches de Papi Fútbol. No solo conservo amistades desde la Escuela Secundaria sino también desde el Jardín de Infantes ya que con dos de mis mejores amigos empezamos juntos el Nivel Inicial. Hoy, incluso, sigo haciendo nuevos amigos.

― Luego, partiste hacia Rosario para continuar con los estudios universitarios. ¿Te costó adaptarte a la ciudad? ¿Cómo viviste esa etapa?

― Me adapté muy bien, muy rápido. Me gustó, sabía que era una etapa que tenía que pasar. Estudié y lo disfruté. Y siempre tenía esa sensación de que un día iba a volver, no tenía programado cuándo, pero sabía que se iba a dar. Y me vine antes de recibirme porque ya no tenía que cursar, solo iba a rendir. Mis viejos me ayudaron e instalamos una sala de Pilates, así que empecé a trabajar acá en Molina. Volví en el 2010, con 25 años.

― ¿Por qué te decidiste por la kinesiología?

― No sé si les pasa a todos, pero a la edad en que hay que decidirse, en quinto año, por ahí estás en una etapa de mucha diversión, de amistades y demás, y en lo personal no tenía pensado bien qué hacer hasta que me puse a buscar carreras y a hacer orientaciones vocacionales. Todo me llevaba hacia el lado del servicio, de la ayuda al prójimo. Y dentro de eso me gustó la salud. La medicina me parecía demasiado, no sentía que fuese para mí, pero sí la kinesiología porque es otra rama.

― Retornaste con la idea de desempeñarte profesionalmente, pero también con la decisión de formar una familia. ¿Qué representó ese regreso para vos?

― Volví abrazado por mi familia, por mis viejos, mis hermanas y mi hermano. De hecho, mis hermanas todavía estaban estudiando en Rosario. La verdad que fue lindo, me sentí muy apoyado para empezar con la profesión. Y como ya me conocía con Ali (Alicia Velázquez), una vez que me instalé acá ella también empezó a buscar la forma de venirse para Molina. Es oriunda de Pavón Arriba y en ese momento estudiaba y trabajaba en Rosario. Una vez que se vino, convivimos un tiempo, en 2015 nos casamos y luego llegaron nuestros hijos, Ramiro y Regina. Disfrutamos mucho estar acá.

― ¿Cuándo sentiste el deseo de empezar a incursionar en política?

― En 2017 me invitaron a participar en la lista que encabezaba Marcela Marani dentro del espacio Cambiemos y realmente me interesó, fue una linda experiencia pese a que en ese momento no se llegó a ser comuna. Luego, me alejé un poco por cuestiones de la política que tal vez no estaba de acuerdo, pero adentro mío seguía algo evidentemente porque en 2021, cuando me invitaron a liderar un nuevo grupo por medio del Partido Socialista, se encendió otra vez la llama y se dio todo lo que ya conocemos.

Foto aerea

― ¿Influyó en esa decisión el hecho de pertenecer a una familia con trayectoria política? Teniendo en cuenta que tu papá, Jorge, fue presidente comunal entre los años 1991 y 1995; y su primo, Juan Carlos Galligani, también fue mandatario.

― No tuvo influencia, fue una decisión personal. Lo hablé con mis viejos y me dejaron con total libertad. Incluso mi papá me contó –de su experiencia– cuestiones negativas que tiene la participación política y, por supuesto, para que no sufra me las transmitió. Yo ya estaba decidido, así que ni él quiso influenciarme ni yo lo tomé de esa manera. La realidad es que no fue una decisión tomada por la historia familiar, sino por mis propias emociones y sensaciones internas.

― Asumiste la presidencia comunal hace dos años, cuando todavía estábamos saliendo de la pandemia de Covid-19, y hoy te toca conducir los destinos de la localidad en un escenario complejo, de inestabilidad y de incertidumbre a nivel nacional, sobre todo en materia económica. ¿Cómo lo ves a Molina en la actualidad y cómo te gustaría verlo en los próximos años? Considerando que fuiste reelecto por el voto popular para un segundo período.

― Es real todo lo que decís. Cuando arrancamos ya estábamos saliendo de la pandemia y veníamos con un conocimiento previo de lo grave de la situación y lo difícil que fue para los mandatarios que le han tocado llevar adelante ese momento. Si bien nosotros tuvimos algunos momentos de zozobra, se pudieron manejar porque el virus estaba más controlado. Y la realidad económica así como afecta a cada individuo, a cada familia y a cada casa, la comuna también siente esos cimbronazos, todo cuesta muchísimo y ahí es cuando uno valora el recurso humano. Me refiero a mis compañeros de trabajo, a Cristina, «Pepe», Analía, Facundo y a todos, pero te nombro a los del día a día sumado a los empleados comunales que hacen su gran aporte. Uno delega y confía, y ellos devuelven esa confianza. Todo ese trabajo hace que hoy a la comuna, teniendo en cuenta el contexto, no le sobre nada pero tampoco esté ahogada. Es una comuna que está ordenada y que tiene expectativas. De cara al futuro, nuestro deseo de crear buenos lazos con el próximo gobierno provincial y que eso nos dé los frutos en las gestiones ya que con el gobierno anterior, entiendo que por una cuestión política, no de parte nuestra, se han truncado algunos proyectos. Ahora las expectativas son totalmente diferentes.

― Molina es un pueblo que espera con mucha ilusión la fiesta de aniversario de fundación, evento que sucede cada cinco años. ¿Estás contento de ser el presidente comunal que le toca organizar estos festejos?

― Sí, estoy muy contento. Más allá de que –como todo el mundo sabe– venimos de pasar una situación familiar difícil, dura, estoy con pilas y animado para estos festejos que son tradicionales y que siempre salieron muy lindos. Es un día de reencuentro, de charlas, de anécdotas, de nostalgia. Y este año estamos acompañados por muchas instituciones del pueblo, con un formato diferente donde no va a haber venta de tarjeta, sino un patio de comidas muy amplio y variado para que cada uno se pueda acercar. Entendemos la realidad económica y la idea es no poner en gastos a nadie, que vengan a festejar y que la pasen bien. Es con entrada libre y gratuita para que todos puedan disfrutar de lo lindo que tiene este pueblo.

― A modo de cierre, ¿qué mensaje podrías dejarles a las y los molinenses que están radicados en la localidad, pero también a aquellos que se encuentran en distintas partes del país y del mundo, con motivo de este nuevo aniversario?

― Todos somos parte de este cielo molinense que nos tiene, a los que estamos aquí, contentos y felices de habitar este lugar. Y a los que por cuestiones vinculadas a lo económico o a lo laboral se tuvieron que ir, seguramente guardan un hermoso recuerdo y ojalá que con la mayoría nos podamos reencontrar el 3 de diciembre para ponernos al día.